A pocos kilómetros de Berlín, unos 40 minutos de tren, está
situada Potsdam, ciudad imperial Alemania por excelencia.
Fue en esta ciudad donde se firmó en agosto de 1945 la
famosa conferencia de Potsdam, donde Truman y Churchill le entregaron al
sanguinario Stalin las vidas de millones de habitantes de Europa del este.
¿Cómo ir de Berlín a Potsdam? No tiene ninguna complicación,
pues tan solo hay que coger la línea S7 de S-Bahn . En la propia estación a la
que se llega hay una Oficina de Turismo
Es necesario comprar un ticket para las zonas A-B-C, (2,80 €
el trayecto) o tener un abono de transportes que cubra las mismas zonas (6,50 €
todo el día). Si disponéis de un abono que cubra las zonas A-B, es posible
comprar un billete de ampliación para llegar a Potsdam por 1,40 €.
Nosotros compramos la zona ABC para todo el día y cogimos el
tour con CULTOUR BERLIN.
Nuestra guía se llamaba Alazne, una vasca de Bilbao que
hablaba por los codos¡!😤
En este puente se intercambiaban los espías rusos y americanos.
Jardín Inglés (Palacio de Mármol),
El Palacio de Mármol, cuyo estilo pertenece al clasicismo temprano,
fue edificado bajo el reinado de Federico Guillermo II a orillas del
idílico Lago Sagrado (Heiliger See) a finales del siglo XVIII. El
emperador
Guillermo II mando construir más adelante la última residencia de los Hohenzollern: el palacete Cecilienhof
para el príncipe heredero. Fue allí donde se dieron cita en 1945 los
jefes de Estado de los países aliados para firmar los acuerdos de
Potsdam que señalaron el rumbo del acontecer político de posguerra en
Alemania y Europa.
Parada para comer unos currywurst y cerveza en Brandenburger
Str.
La calle principal de Potsdam es la Brandeburgo, peatonal y
comercial, con numerosos establecimientos y abundancia de mimos, músicos y
espectáculos callejeros.
Jardín Inglés y
Jardín Francés,
En el Parque de Sanssouci hay un conjunto de palacios y
jardines que se comenzaron a construir durante el reinado de Federico el Grande
(s. XVIII) y que fueron ampliados por Federico Guillermo IV en el siglo XIX.
Los deseos de Federico el Grande eran los de un hombre “sencillo”: no tener
preocupaciones, estar sans souci. Y así mandó construir entre 1745 y 1747 el
palacio de verano de Sanssouci, en las conocidas terrazas de viñedos (el
palacio lo terminó Georg Wenzeslaus Knobelsdorff).




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